Harry no veía ni la colonia pero igual sabía que era especial...como Majo.
Una día correteando por el bosque, vio que iban a asaltar a una señora mayor. Por lo que harry con pensamientos mágicos hizo girar a la vieja que sin querer le pegó un codazo en la pera al malhechor.
Entonces harry se dio cuenta de algo importante: TENÍA POTHERES!
Pero poco tiempo pasó...para que se diera cuenta de otra cosa. Algo mas duro...
Tras una clase de gimnasia, un compañerito llamado Rodolfo se quitó la vestimenta. Lo que despertó un cosquilleo en el estómago de Harry. Tenia cosquillas en la panza. Se estaba dando cuenta que por algo su apellido era Putter...
Consternado, dubitativo. Harry decidió usar el uniforme de su colegio a toda hora. Mientras que su mamá, J.K.ROWLING escribía unos libros pedorros que seguro no le compraría nadie...
Entonces Harry a la siguiente clase agarro desprevenido a Rodolfo y en pleno vestuario le contó su secreto.
-TENGO POTHERES RODOLFO!
-No...no puede ser. Tengo un canguro en casa pero tampoco soy tan Boludo –le dijo su amiguito.
-Ta bien... Pero para que veas que te digo la verdad te voy a mostrar la varita.
Así Harry sacó su varita y Rodolfo quedó estupefacto.
-Dame un beso –le dijo Harry a Rodolfo mientras le mostraba la tensa varita con destino a lugares prohibidos.
-¡No Harry, por ahí no! –exclamaba el pobre Rodolfito mientras Harry hacía magia para que no entrara más nadie al vestuario.
Con los lentes empañados y a pesar de los nervios...Rodolfo fue la primera victima del gran HARRY PUTTER.
Agustin Urrutia
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