CINE FORO



El lado ciego
Por E. Jhonny López A.

-Relato real en donde hasta el no haber escuchado nunca un cuento, hace parte de esa maleta llena de desafectos que tienen que cargar millones de niños.

La solidaridad tiene múltiples expresiones y viene en todo tipo de presentaciones. Individuales, colectivas, anónimas, con nombre propio, por principios religiosos, responsabilidad social o por innato amor al prójimo. Independientemente de su origen, los resultados son los que importan.

Es el caso que presenta la cinta The Blind Side en donde unos detalles relacionados con la lectura, dimensionan el papel protagónico que ella tiene en la vida afectiva de nosotros los seres humanos.



Michael Oher es un adolescente negro, pobre al extremo, sin familia que vele por él y con un gran potencial para el fútbol americano. En sus pocos años de estudio, ha logrado reconocimiento por sus capacidades físicas más no intelectuales. Un entrenador convence a su colega de un colegio privado para que ayude al muchacho. Es así como ingresa al plantel, en donde se hace notorio por su corpulencia, color de piel, mísera forma de vestir y por los complejos que lo mantienen aislado.

Sin embargo en el colegio consigue un simpatizante, uno de los hijos de la familia Tuohy, adinerada y religiosa, quienes lo acogen y le brindan todas las posibilidades para que viva en un hogar. Pero se presentan dos escenas que motivan la rápida adopción.






La primera transcurre en una lujosa librería. La mamá, interpretada por la recién galardonada actriz Sandra Bullock, encuentra a los adolescentes sentados en el suelo. Sus hijos leen cuentos en voz alta y el corpulento Michael escucha sorprendido.


La segunda escena ocurre en la noche, en la alcoba de Michael. Antes de darle las buenas noches, ella le pregunta si alguna vez había tenido la experiencia de escuchar la lectura de cuentos. Él, triste, le dice que no. Las lágrimas de la señora se deslizan. Difícil entender como un niño crece sin conocer a través de la voz de un mayor, las historias que nutren para siempre la imaginación.

Realidades como estas, manifiestan la lógica indisposición de un niño hacia el estudio. Nunca hubo una motivación y menos el mínimo conocimiento de una técnica para hacerlo. Así que con toda la energía que produce sentirse parte de los afectos de alguien, Michael se carga de estima y sale airoso de sus pruebas académicas, lo que le permite poder aceptar una de tantas becas universitarias que le ofrecen para que juegue fútbol.

Acepta ir a la universidad de Missisipi y allí comienzan sus triunfos. Es apenas un joven que hoy tiene 23 años, pero que encontró en su destino quien lo condujera hacia otro camino. Esta cinta hace ver todos los males que acarrea el abandono, pero también las aleccionadoras bondades que surgen cuando nace el interés por el prójimo.



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